En comparación con los pacientes que conservaban todos sus dientes, los que no tenían dientes presentaban un riesgo un 27% más alto de eventos cardiovasculares. Los investigadores también encontraron que la falta de dientes se asociaba con un riesgo un 85% más alto de muerte cardiovascular, un riesgo un 81% más alto de muerte por cualquier causa, y un riesgo un 67% más alto de ACV.

«Se trató de un estudio observacional, así que no podemos concluir que la enfermedad de las encías provoque directamente eventos adversos en los pacientes cardiacos, pero la pérdida dental podría ser una forma fácil y barata de identificar a los pacientes con un riesgo más alto que necesiten unos esfuerzos de prevención más intensos», concluyó Vedin.

El estudio incluyó a más de 15.000 pacientes de enfermedad cardiaca en 39 países. Se evaluó su pérdida dental, y se les siguió durante un promedio de 3.7 años. Los que tenían la menor cantidad de dientes tenían una edad más avanzada y eran fumadores, mujeres, menos activos y más propensos a sufrir de diabetes e hipertensión, a tener más grasa corporal y un nivel educativo más bajo.

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